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Mujer elocuente, que exhortó a sus compatriotas a la libertad. De carácter vehemente, trataba de permear la opinión de la sociedad Chillaneja en pleno conflicto independentista tanto en los salones aristocráticos  como en plena plaza pública. María Cornelia Olivares, es una de esos personajes que la historia tradicoinal no comenta y que fueron fundamentales como ejemplo de comportamiento ciudadano patriótico en los albores de la independencia.

Corría 1817  y sus comentarios eran conocidos y populares en Chillán viejo. En los salones era buscada para conocer su opinión y pregonaba en la plaza de la ciudad el odio a los opresores incitando a la lucha. decía «Hombres y mujeres deben tomar las armas contra los tiranos. La libertad a todos beneficia, todos deben amarla y defenderla».

La autoridad aunque preocupada fue cautelosa en un principio, pues ella pertenecía a una familia aristocrática y un ataque directo no sería bien visto. Con el pasar del tiempo se fue endureciendo el trato en respuesta de los dichos de María, vinieron las amenazas, luego la prohibición de salir de su casa. Fue acá el punto de inflexión, ella temerariamente hizo caso omiso de su penitencia y se lanzó a la plaza a arengar a los transeúntes, fue apresada y humillada públicamente.

La humillación pública era un doctrina en contra de las mujeres, se creía ese era el mayor escarmiento para un fémina. Luego de ser apresada se le condujo a la cárcel, preparó un séquito de personas para abucharla e insultarla en éste trayecto. En prisión se le rapó la cabeza y las cejas y fue exhibida en la plaza, esa misma donde ella presentaba sus ideas, según cuenta el libro «Las Ilustres Americanas»,  «i la tuvieron expuesta en Chillán a la verguenza pública desde las diez de la mañana hasta las dos de la tarde, cuyos ultrajes sufrió con inalterable firmeza de ánimo».

En 1818, Bernardo O’Higgins en su cargo de Director Supremo la distinguió como «Ciudadana Benemérita de la Patria» en atención a sus sobresalientes virtudes cívicas.