La Silla Valdés
Ícono del diseño industrial en Chile, la «Silla Valdés» es quizá el elemento más icónico y puede ser elevada al status de culto en esta embrionaria disciplina.
Sus orígenes se remontan hacia finales de la década de los setenta, representa la idea de aprovechar la calidad de la madera laminada de una raqueta de tenis para hacer una silla.
“Comentamos con un amigo sobre la cantidad de madera que se perdía en la fabricación de muebles. Entonces, me quedé pensando… Por la pura pena; en ese tiempo no existía la ecología. Y como yo iba a jugar tenis de repente descubrí que el aprovechamiento de la madera de la raqueta era perfecto. De ahí me entusiasmé con la madera laminada“.
Se trata básicamente de dos estructuras laterales de madera laminada, conectadas a un chasis metálico, estructura que se cubre con una funda de cuero tensada.
Su estética y versatilidad traspasó las fronteras y es reconocida en todo el mundo como diseño propiamente chileno. No pertenece a l gran grupo de adaptaciones de innovaciones foráneas sino que su estirpe se alza como un elemento original.
Su proceso productivo no es en serie (sólo se hacen 180 por mes en el taller de Cristián Valdés) por lo que su popularidad se da en el ámbito de los conocedores, convirtiéndose en un objeto de adoración para coleccionistas (pienso que por su preponderancia e impronta debiera tener un status más popular como sí lo tienen otros grandes diseños universales).
Resulta importante destacar que no es un sólo un diseño sino mas bien una familia compuesta sillas y sillones pero con el sello único que les ha otorgado honores.
Su creador Cristián Váldes posee una destacada trayectoria profesional de más de 40 años, cuya obra está marcada por una mirada independiente y fuera de las convenciones. Su trabajo en la fábrica de muebles familiar y su formación en la Universidad Católica de Valparaíso marcan su consistente obra arquitectónica la cual fue reconocida al ser galardonado con el Premio Nacional de Arquitectura 2008.