martes 22 septiembre, 2009
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El Fastuoso debut del primer escudo patrio chileno

El primer Escudo de Chile fue creado por quien fuera, técnicamente, también su primer Presidente de la República: el General José Miguel Carrera y Verdugo. Su aspecto y su empleo oficial ha generado algunas sutiles diferencias e incoherencias en el relato de varios autores.

Gastón Soublette rescata en su trabajo «La Estrella de Chile», una nota dada por el diario «La Aurora de Chile» sobre el debut de este escudo, el 4 de julio de 1812, durante una fiesta pública celebrada en Santiago por don José Miguel y sus hermanos, en homenaje al aniversario de la Independencia de los Estados Unidos. Recuérdese que Carrera siempre tuvo una gran amistad con el representante de la Unión, Mr. Joel Robert Poinset. Las referencias históricas también enseñan que, en ese mismo encuentro, se presentó la primera Bandera Nacional, bordada por la propia Javiera Carrera, según dice la tradición. El número 22 de este primer diario de Chile describió esta noticia.

Este hermoso escudo iba a ser mostrado en acto oficial ante el público el 18 de septiembre siguiente, en el aniversario de la Declaración de Independencia. Sin embargo, los costos de los preparativos postergaron la presentación hasta el 30 de septiembre. Ese día, el Presidente Carrera presentó solemnemente los emblemas ante la nutrida concurrencia y se realizó durante la mañana un Te Deum en la Catedral de Santiago.

La fiesta se prologó hasta el amanecer del día siguiente, desde las ocho de la noche hasta las seis de la mañana, luego de los actos realizados durante la noche frente al Palacio de la Casa de Moneda, futura residencia de los presidentes de Chile. Según Claudio Gay, en el baile que se realizó en este edificio, algunas damas asistieron vistiendo atuendos de inspiración indígena, como símbolo de rebeldía contra la corona española, aunque una crónica de Manuel Talavera, testigo de los hechos, dice que estas ropas las traían sólo dos de las 61 damas presentes. Los varones, según él, sumaban 200. Talavera informa también que más de ocho mil velas de distintos tamaños fueron distribuidas en el frontis del Palacio y sus patrios. Los salones dispuestos para la recepción fueron tres: uno para el baile de invitados, otro con una gran mesa para pasteles, dulces y frutas; y un tercero para el banquete de «250 fuentes de viandas de todas clases».

Se sabe también de doña Javiera Carrera se presentó en la ocasión luciendo una corona invertida, es decir colocada al revés, simbolizando la caída de la monarquía española en Chile y América. El mensaje no podía ser más desafiante para el trono hispánico.

El emblema estaba compuesto de una columna que representaba el Árbol de la Libertad, con un globo terráqueo en la cúspide, coronado por una alabarda cruzada con una rama de palma, sobre las cuales había una estrella. A ambos lados, había un hombre y una mujer que la tradición identifica con indígenas, acompañados de las frases «Post tenebras lux» («Después de la oscuridad, la luz») y «Aut consilio aut ense» («Por consejo o por la espada»), en alusión a la defensa de la libertad y la independencia nacionales. La esencia de este mensaje se ha repetido y se ha mantenido en nuestro actual escudo, en su lema «Por la Razón o la Fuerza», pese a que algunos fantasiosos han creído que el texto tuvo su origen en la Guerra contra la Confederación de 1836-1839 o en la Guerra del Pacífico de 1879-1884.

La referencia sobre el aspecto indígena de los personajes, que un pequeño grupo de autores ha puesto en duda, proviene de la descripción del escudo que realizara el escritor realista Fray Melchor Martínez, en la «Memoria Histórica de la Revolución de Chile», al verlo en la presentación oficial del 30 de septiembre. Dice, citado por Soublette:

«En lo más elevado de la portada principal se veía un alto monte o cordillera sobre cuya eminencia aparecían muchos rayos de luz con una inscripción en la parte superior que decía: Aurora Libertates Chilensis (La Libertad aleja las tinieblas). Al pie de este lienzo estaba colocado otro de figura ovalada, cuyo centro ocupaba un grande escudo, y en él se veía retratada una robusta columna, en cuya cúspide aparecía un globo, y en su cumbre una lanza y una palma cruzadas; sobre todo esto se descubría una radiante estrella encumbrada con alguna distancia».

«A la siniestra de la columna, estaba gallardo un joven vestido de indio, y a la diestra una hermosa mujer con el mismo traje; una inscripción superior decía: Post Tenebras Lux; y a la inferior: Aut Concilio Aut Ense (La luz después de las tinieblas y Por consejo o por la espada). Ambos lienzos estaban interior y exteriormente graciosamente iluminados, para que desde lejos pudieran ser vistas y notadas claramente todas sus particularidades, y con el mayor cuidado, el nuevo y característico escudo adoptado por la reciente República chilena».

La mayoría de las versiones que se conocen del escudo nacional de la Patria Vieja, sin embargo, son sólo reproducciones a memoria o tomadas de crónicas como la que hemos citado recién, ya que el original nunca llegó a ser publicado como dibujo por don José Miguel Carrera en «La Aurora de Chile». Tampoco ha sobrevivido ningún boceto del escudo en su etapa creativa.

Aunque se discuten algunos detalles de su aspecto o si realmente mostraba indígenas y no los dioses clásicos que otros autores creen identificar, el convencimiento general ha popularizado como «oficial» la versión que aquí ofrecemos como la más fiel al escudo de la Patria Vieja que los Carrera presentaran a la sociedad chilena en la Catedral de Santiago y el Palacio de la Moneda, en los tempranos tiempos de 1812.

Autor/Fuente
Criss Salazar Registros, ensayos y pequeños estudios de aspectos culturales, patrimoniales, históricos y populares de la vida en la ciudad de Santiago http://urbatorium.blogspot.com
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